miércoles, 13 de mayo de 2020

Valoración de la lesión


  • Llevar a cabo una valoración de la historia clínica y una valoración física orientadas.
  • Llevar a cabo una valoración psicosocial para determinar los objetivos del paciente y su capacidad y motivación para comprender las opciones del plan de cuidados y conseguir su
    adherencia.
  • Valorar la calidad de vida desde el punto de vista del paciente.
  • Garantizar un aporte alimentario adecuado para prevenir la desnutrición o mejorar las deficiencias existentes, en la medida en que esto sea compatible con los deseos de la persona.
  • Prevenir las deficiencias clínicas nutricionales garantizando que el paciente reciba un aporte nutricional óptimo a través de uno o varios de los siguientes casos:
  1. Consulta con un diplomado en nutrición para recibir una valoración
  2. Consulta con un logopeda para recibir una valoración de la deglución
  3. Dieta variada y equilibrada para satisfacer los requisitos clínicos para la cicatrización y la mejora de las enfermedades concomitantes (como fallo renal y diabetes)
  4. Suplementos nutricionales, si los precisa.
  5. Preparados multivitamínicos y minerales.
  6. Alimentación enteral por sonda nasogástrica.
  7. Nutrición parenteral.
  8. Monitorización constante de la ingesta nutricional, las pruebas del laboratorio y los datos antropométricos.
  • Valorar el dolor asociado a las úlceras por presión o su tratamiento en los pacientes.
  • Valorar la localización, la frecuencia y la intensidad del dolor para determinar la presencia de una enfermedad subyacente, la exposición de las terminaciones nerviosas, la eficacia de los cuidados de las lesiones locales y las necesidades psicológicas.
  • Valorar a todos los pacientes con úlceras por presión existentes para determinar el riesgo de nuevas úlceras por presión, utilizando la “Escala de Braden para la predicción del riesgo de úlceras por presión”.
  • Si el paciente continúa con riesgo de nuevas úlceras por presión, se deberá utilizar un colchón de espuma de alta especificación en vez de un colchón convencional de hospital, con el fin de prevenir las úlceras por presión en pacientes de riesgo moderado a alto.
  • Se recomienda una valoración vascular (p. ej. valoración clínica, palpación del pulso podal, llenado capilar, Índice de presión brazo/tobillo y presión en el dedo del pie) en el caso de las úlceras en las extremidades inferiores, con el fin de descartar la posibilidad de problemas vasculares.


Para planificar el tratamiento y evaluar su eficacia, conviene hacer una valoración inicial de las úlceras por presión para comprobar:
  • Estadio o profundidad.
  • Localización.
  • Área de la superficie (longitud x anchura) (mm2, cm2).
  • Olor.
  • Fístulas / cavernas / tunelización.
  • Exudado.
  • Aspecto del lecho de la herida.
  • Estado de la piel circundante (piel que rodea la herida) y los bordes de la herida.
  • Llevar a cabo una revaloración semanal completa para determinar el progreso de la herida y la eficacia del plan de tratamiento. Se monitorizan las variaciones en la valoración cada vez que se cambian los apósitos. La aparición de variaciones indica que es necesario hacer una revaloración.
Al someter al paciente a desbridamiento se considera:
  • Las úlceras o lesiones en las extremidades inferiores en pacientes con cuidados paliativos agudos que presentan escara seca no deben someterse a desbridamiento si no tienen edema, eritema, fluctuación o drenaje. Estas heridas se valoran diariamente para monitorizar complicaciones de las úlceras por presión que requieren desbridamiento.
  • Se recomienda una valoración vascular (p. ej. valoración clínica, pulsos podales, llenado capilar, índice de presión brazo/tobillo y presión en el dedo del pie) con el fin de descartar la posibilidad de problemas vasculares.
  • Determinar si el desbridamiento es apropiado para el paciente y su herida.

Para ampliar las opciones del manejo de las heridas, tenga en cuenta las siguientes consideraciones:
  • Etiología de la herida.
  • Estado general y preferencias del paciente, objetivos de los cuidados y entorno.
  • Estilo de vida.
  • Calidad de vida.
  • Localización de la herida.
  • Tamaño de la herida, incluyendo profundidad y cavernosidad.
  • Dolor.
  • Un apósito que cubra la cavidad de la herida sin comprimirla.
  • Exudado: tipo y cantidad.
  • Riesgo de infección.
  • Riesgo de recurrencia.
  • Tipo de tejido afectado.
  • Fase del proceso de cicatrización.
  • Frecuencia de cambio del apósito.
  • Comodidad y aspecto estético.
  • Dónde y quién cambiará el apósito.
  • Disponibilidad de productos.
  • Terapias complementarias.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario